La Capilla Sixtina de Extremadura
Origen de la Ermita
Los cimientos de la Ermita fueron levantados a finales del siglo XIV o principios del siglo XV, probablemente sobre los restos de un templo anterior. Sin embargo, su origen es objeto de leyendas que forman parte de la tradición oral del municipio:
Leyenda de la Virgen de Ara
"Habitaban en esta zona la Princesa Erminda y su padre, el rey moro Jayón, que era ciego.
Un buen día la Princesa se encontraba jugando junto a una fuente y se le apareció la Virgen María, en forma de una joven doncella, sobre la copa de una encina. Esta aparición se repitió y se hizo más frecuente, hasta que un día vio brillar sobre la cabeza de la jovencita una aureola destellante.
Erminda le preguntó:
- ¿Quién eres?
- La Virgen María, -le contestó la jovencita-.
- Pues entonces, si eres la Virgen. ¿Por qué no le devuelves la vista a mi padre?.
- Lo haré, pero cuando os convirtáis al cristianismo.
Al convertirse Erminda y Jayón, este recobró la vista.
Entonces comenzó a levantarse una capilla en su honor en un lugar muy cercano, donde hoy figura una cruz de hierro; pero lo que construían durante el día, por la noche se derrumbaba. Así, el rey empezó a tener miedo y trató de huir del lugar, pero al intentar atravesar la Ribera del Ara, el agua se lo impidió.
Habló con la Virgen y ésta le dijo que la ermita que estaba construyendo se le derrumbaba porque no la hacia en el lugar que ella deseaba. Es decir, en la encina donde se aparecía. Así pues, se levantó la ermita en el lugar en el que hoy existe, y se dice que la encina se cortaba y volvía a retoñecer.
La construcción de la ermita la realizaron todos los convertidos. Uno de ellos abandonó renegando de su nueva fe cristiana. Los demás lo castigaron y lo pusieron preso de corma (una especie de cepo formado por dos tablas que lo ponían en los pies para que no pudiera moverse) y cadenas; aunque al tiempo se vería libre de este castigo por mediación de la Virgen".
Un buen día la Princesa se encontraba jugando junto a una fuente y se le apareció la Virgen María, en forma de una joven doncella, sobre la copa de una encina. Esta aparición se repitió y se hizo más frecuente, hasta que un día vio brillar sobre la cabeza de la jovencita una aureola destellante.
Erminda le preguntó:
- ¿Quién eres?
- La Virgen María, -le contestó la jovencita-.
- Pues entonces, si eres la Virgen. ¿Por qué no le devuelves la vista a mi padre?.
- Lo haré, pero cuando os convirtáis al cristianismo.
Al convertirse Erminda y Jayón, este recobró la vista.
Entonces comenzó a levantarse una capilla en su honor en un lugar muy cercano, donde hoy figura una cruz de hierro; pero lo que construían durante el día, por la noche se derrumbaba. Así, el rey empezó a tener miedo y trató de huir del lugar, pero al intentar atravesar la Ribera del Ara, el agua se lo impidió.
Habló con la Virgen y ésta le dijo que la ermita que estaba construyendo se le derrumbaba porque no la hacia en el lugar que ella deseaba. Es decir, en la encina donde se aparecía. Así pues, se levantó la ermita en el lugar en el que hoy existe, y se dice que la encina se cortaba y volvía a retoñecer.
La construcción de la ermita la realizaron todos los convertidos. Uno de ellos abandonó renegando de su nueva fe cristiana. Los demás lo castigaron y lo pusieron preso de corma (una especie de cepo formado por dos tablas que lo ponían en los pies para que no pudiera moverse) y cadenas; aunque al tiempo se vería libre de este castigo por mediación de la Virgen".